El detector de mentiras es en sí mismo una mentira que ya ha sido detectada. El dichoso aparatito detecta cambios (algunos hormonales) en el cuerpo debido al nerviosismo de quien ha sido sometido al conectarse cables y contestar preguntas. Mientras el cínico y el sicópata pasan la prueba campantemente, el honesto y nervioso parece mentir hasta al decir su nombre. De hecho, si el aparatito fuera inequívoco, para qué tanto investigador, fiscal, juez ni nada. Lo que sí es cierto, es que en el océano de mentiras en que naufragamos, es necesario (y justo) un detector de verdades.
Para qué armo la guerra siéndote sincero
mentir es una forma de decir te quiero
Con tal de no ser blanco de tus peores enojos
miento como un enfermo viéndote a los ojos
Una mentira que te haga feliz
vale más que una verdad que te amargue la vida
Ricardo Arjona.
