Daniel El Internacional es mi seudónimo como cantante.

viernes, 21 de octubre de 2011

NO HAY KINTTO MALO...


Tenía una bonita barba guevarista y pelo largo difícil de peinar hasta que entró al servicio correísta. Así como le quitaron bastantes libras a una ministresa que luego con su figurín se dedicó a cantar y hacerse la simpática, al nuevon vicecanciller el barbero de Carondelet le cambió el look, acorde con la imagen de un gobierno que es pura imagen. Lo que no sabemos es si fue con la misma afeitadora con la que le quitaron el bigote al corcho Cordero, pero lo que sí es seguro es que a Bustamante no pudieron rebajarle las cejas. Pero volviendo al personaje éste, más izquierdoso que el mismo Che Guevara, ha metido las de andar varias veces. Con lo de wikileaks, lo del Banco Pichincha y ahora habla de separar al Ecuador de la CAN. ¿Pensará que CAN es un perro con rabia? Solo falta que solicite el cuerpo de Gadafi para velarle en Quito y reclame la pistola de oro con la que parece le ajusticiaron, para hacer un museo. Porque en su marcha, cada vez que da un paso adelante, la política exterior del Ecuador va hacia atrás. Una canción tradicional uruguaya dice que para subir al cielo se necesita una escalera grande y otra chiquita. Por lo visto nosotros solo tenemos la chiquita.

AY PENA, PENITA, PENA, PENA DE MI CORAZÓN


Los puristas del derecho sostienen que las penas no reducen los delitos... ¡qué pena! Será por eso que la legislación vigente tiene por consigna juzgar por el mayor delito e imponer la sentencia menor al acusado. ¡Los delitos menores como que nunca los hubiera cometido! Encima de eso, por buena conducta el dos por uno que no da dos sino la mitad, nuevo axioma matemático del "siglo veintiuno". Listo, así un violador sentenciado a diez años, a los cinco sale libre. Eso cuando tiene la "mala suerte" de ser sentenciado, porque la mayoría no lo es. En Estados Unidos, país al que los cheguevaristas que nos gobiernan odian y del cual están copiando varias cosas (por ejemplo las recompensas por los delincuentes), una violación se sentencia con cadena perpetua. Así fue el caso que lo conocí de cerca cuando viví en Miami y bien de cerca porque el tipo vivía a pocas cuadras de mi domicilio. Un hondureño conocido como "el violador de Shenandoah" que violó a varias mujeres y en medio del juicio se fugó de la cárcel haciendo sogas con sábanas. La fuga conlleva una pena de 30 años, como las penas son acumulativas en Estados Unidos, el reo fue sentenciado a cinco cadenas perpetuas y 30 años de prisión. El actual gobierno propone acumular penas pero hasta un máximo de 35 años (coincidencialmente el número político del régimen), pero a la vez, están ofertando que si se entregan y prometen no cometer más fechorías les pueden rebajar las penas y hasta concederles amnistía. No era lema del régimen "prohibido olvidar". Y desde cuándo vamos a creer en la palabra de los delincuentes de que no matarán más. Como diría mi compadre: ¿entonces qué mismo?

RUEGA POR NOSOTROS...


Se le chispoteó. Y es que, en esta comedia, se han metido tanto en el personaje que creen que todo lo que hacen con dinero del estado ecuatoriano forma parte de sus milagros. Encima qué nombre que le pusieron en la pila, tenía que corresponder a tal homenaje. Además, hija de don Ángel. Con el pueblo manaba no se metan. A los manabas se respeta. Son gente generosa pero muy brava cuando les ofenden, eso lo sabemos toditos los ecuatorianos. Y por eso ya le advirtieron, que en las fiestas que se aproximan, ni siquiera asome las narices, que las tiene grandes y debería respirar mejor y pensar lo que dice, antes de meter la nariz... perdón, la pata.

FESTEJO MOJADO


Vinieron de todas partes. Esta vez la Policía no detuvo los buses en las carreteras como es costumbre cuando la cosa no es por el régimen. Arrocito con pollo, guatitas, colitas, camisetitas y más itas se reparten a diestra y siniestra. No faltó quien al ser interrogado por su presencia en la avenida de los Shyris, en Quito, pusiera cara de yo no fui y no sepa porqué está ahí. Vea don Pepito sabe para qué venimos, pregúntele a él, decía. Como tampoco sabía nadie, de dónde salió la plata para pagar los buses, los refrescos, la comida. Venían con bandas de músicos y estaban listos para el gran festejo (conmemoración le decían en el nuevo diccionario revolucionario). Pero se les aguó, literalmente hablando, el festejo y como se rompieron las tazas, cada quien para sus casas.

ESTÁ LLENA DE VACÍOS...


De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, reza el dicho popular. No existe una institución encargada de defender al consumidor, quizá porque Ecuador, se supone, es un territorio revolucionario y por tanto el consumismo aquí no entalla. Pero hacia allá caminamos, al consumismo: consumismo pantalón, consumismo saco, consumismo carro... si es que puede tener carro. Entonces, como ya es costumbre jurídica, se mezclan peras con olmos y pretenden aprobar una ley de mercado que a la vez es hasta un controlador de la publicidad. Eso sí con un amplio espectro de poder. Por ello tiene múltiples vacíos jurídicos, porque el vacío luego se le llena con la interpretación que más convenga al interés mediático, ovbiamente de quien tiene la sartén por el mango y el as bajo la manga. Es decir, se cumple fielmente el axioma "hecha la ley, hecha la trampa".

sábado, 1 de octubre de 2011

UN 30-S... ¡NUNCA MAS!


Pasó un año. El tiempo es así, indetenible. Los dolores, no. Se quedan, lastimeros, penetrantes, punzantes, ácidos y eternos. Las ausencias son presencias constantes que silentes nos reclaman tristezas, amores truncos, frustraciones, lágrimas. Hace un año se escribió una página vergonzosa para unos, muy triste para otros, y símbolo de descaro para unos pocos. El duelo de los que en medio perdieron sus seres amados a manos de sus mismos compañeros compatriotas, con balas pagadas pagadas por nosotros mismos, debe importar mucho y doler. El 30-S es la fecha negra de un error muy grande cometido desde varias partes y pedir perdón no basta. Demostrar que hubo intentona o que no, es un paso previo ¿para qué? Persistir en esas actitudes es solo escribir una tragicomedia de egoísmos, vanidades y caprichos. Es morbosidad. Tampoco el olvido cabe pues los documentos caminan hacia la reserva, el secretismo. La reflexión es la mejor consejera. Ver al Presidente con parte de su gabinete asistiendo a misa por la mañana y por la noche vociferando ante una pequeña multitud que baila y se agita en agasajo, es una oda al sinsentido. Pudo un fuerte aguacero disolverles en señal divina de rechazo, de pudor. Antes, los deudos de las víctimas son rechazados en otra iglesia de la misma catolicidad, argumentando que no se prestan para actos políticos (¿?) y van con su dolor a depositar enrojecidas flores ungidas de llanto y soledad al sitio mismo de la tragedia. Dos escenas diferentes, dos caras distintas de la misma moneda, nacidas de similares insensateces. Dos capítulos de una novela totalmente inverosímil, dolorosamente real escrita con sangre nuestra. Que carcome. Que lacera. Que mutila. Que no termina. Que debe rastrillar constantemente la conciencia de quien, ese macabro 30-S, ordenó disparar.