Es posible que la cancillera de España, Trinidad Jiménez (que venía de visitar a Evo), se adelantó un tanto, quién sabe si mejor combinaba su visita con las fiestas de Quito. Así hasta el alcalde Sin Barreras le habría invitado a un jerez en la plaza de toros sin que nadie le haga mal tercio, luego a una paella en Carondelet. Después le entregaba las llaves de la ciudad y habría podido abrirle las puertas del Cabildo... ¡digo yo!... Así entre zarzuelas y lengua...¡Ole, matador!
