Aprovecho este medio, entonces, para solicitarle al Primer Mandatario que fije día, hora y lugar donde pueda “responderme hombre a hombre”.
Agradeceré, eso sí, que alguien aclare qué quiere decir aquello de “hombre a hombre”. Según personas que conocen los ambientes sórdidos, podría entenderse que el Presidente quiere propinarme una soberana paliza con los puños, ya que Rafael Correa es esbelto y Emilio Palacio un enano.
Extraña interpretación, digo yo, ya que lo que hace a los hombres (y a las mujeres) es el cerebro, no los puños.
Pero no importa; si eso fue lo que quiso proponer el Presidente, concurriré para que se saque la pica de la fuerza bruta, pero solo si él acepta primero un debate ideológico por el mismo lapso de tiempo, en el que yo me saque la pica intelectual. Por ejemplo, 20 minutos de debate en los que yo le diga las verdades y 20 minutos en los que él me caiga a puñetazo limpio.
Solicitaría además que los canales de televisión públicos y privados transmitan ambos duelos, el del cerebro y el de los puños, para todo el país.